Torres Blancas
Madrid
Francisco Javier Sáenz de Oiza
2021-11
Con este edificio, su primer proyecto internacionalmente conocido, Sáenz de Oiza, que vivió el resto de su vida en él, ganó el premio de la Excelencia Europea en 1974.
Torres Blancas fue un experimento propiciado por un cliente, Juan Huarte, que se significó en los años 1960 por su apoyo a la vanguardia española. Corresponde a la llamada etapa orgánica de la arquitectura madrileña con marcada tendencia neoexpresionista y sugerencias surrealistas.
El edificio, de 81 metros de altura, es una estructura a base de cilindros rodeados en todo su perímetro por balcones con celosías de madera. Tiene veintitrés plantas destinadas a viviendas y oficinas, más una planta adicional en lo alto del edificio, dos plantas de sótano y la planta de acceso. Hay una planta de servicios reservada para las instalaciones generales entre las plantas 21 y 22, y en la azotea hay una serpenteante piscina.
El término «torres» en plural se debe a que originalmente el proyecto constaba de dos inmuebles, pero se canceló la construcción de uno de ellos. «Blancas» se debe a una pequeña artimañana del arquitecto en las presentaciones previas para intentar que el proyecto obtuviera la licencia a pesar de lo arriesgado del mismo. La estructura del edificio es de hormigón armado, careciendo de pilares. Son las paredes externas y la estructura vertical interna los elementos que garantizan las funciones de sustentación.
La pretensión de Oiza era construir un edificio de viviendas singular, de gran altura, que creciera orgánicamente, como un árbol, recorrido verticalmente por escaleras, ascensores e instalaciones, como si fueran los vasos leñosos del árbol y con las terrazas curvas agrupadas como si fuesen las hojas de las ramas.